La Responsabilidad Civil es un concepto recurrente en el mundo de los seguros para empresas. Comprenderlo y conocer su indudable importancia es una de las claves que nos ayudarán a escoger un seguro que realmente se adapte a las necesidades de nuestro negocio.
En artículos anteriores ya hemos hablado sobre qué es la Responsabilidad Civil, por lo que en esta ocasión daremos solo una definición breve: la Responsabilidad Civil es la que se contrae cuando, por acción u omisión, se produce un hecho antijurídico que causa daño a terceros.
Un daño que, como es evidente, debe ser reparado, bien con los recursos de la empresa o nuestro patrimonio personal, bien –si hemos sido previsores– con la cobertura de nuestro seguro, contratado precisamente para esas situaciones.
Como podemos ver, en la definición de Responsabilidad Civil aparecen varios elementos que debemos entender por separado para comprender bien este concepto. Son, concretamente, cuatro: la acción u omisión, la culpa, el daño y la causalidad. Ahora vamos a analizar cada uno de estos elementos por separado.
Los elementos de la Responsabilidad Civil son los conceptos individuales que dan sentido a la definición general. Vamos a explicarlos uno por uno:
Para que exista Responsabilidad Civil, inevitablemente debe producirse un hecho antijurídico, ya sea por acción o por omisión. En ambos casos, estaremos ante una negligencia que ha perjudicado a un tercero.
Evidentemente, si se ha producido un hecho antijurídico, debe también existir un culpable. Es la persona que –insistimos– por acción o por omisión, ha causado el daño.
Es importante comprender la diferencia entre culpa y dolo, otro concepto que se menciona con frecuencia. El dolo es un agravante, ya que implica la intención de hacer daño. No existe dolo, por lo tanto, cuando una persona perjudica a otra solo por haber cometido un error.
También debemos señalar que hay casos en los que la Responsabilidad Civil recae en personas que no son culpables. Esto sucede cuando existe Responsabilidad Civil subsidiaria o indirecta. Un ejemplo muy claro es el de las mascotas: si tenemos un perro y este muerde a otra persona, no seremos culpables, pero sí responsables, ya que somos nosotros los que debemos controlar al animal.
Si existe Responsabilidad Civil, también hay daño, cuantificable y resarcible, que puede ser de carácter material o moral. En el caso de los daños materiales, debemos tener en cuenta que no solo se consideran tales los daños sobre bienes ya existentes, sino también los que perjudiquen las expectativas de beneficio económico de la víctima.
Por último, no hay Responsabilidad Civil sin una relación de causa y efecto, que suele llamarse nexo de causalidad. Es la unión entre el acto antijurídico y sus consecuencias negativas para la víctima. El nexo de casualidad es el elemento de la Responsabilidad Civil que nos confirmará quién es el culpable y, por lo tanto, quién debe reparar el daño.
Ahora, con una mayor comprensión de la Responsabilidad Civil, puede ser el momento de estudiar en qué situaciones puede aplicarse en una empresa y cuáles son las mejores formas de evitarlas y prevenir daños.
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