Los fraudes a empresas parecen crecer constantemente, por desgracia: más del 54% de las empresas españolas afirman haber sido víctimas de algún tipo de fraude económico a lo largo de 2018. Esto sitúa a España dentro de la media europea, una media que es tristemente elevada.
Los fraude son de lo más diverso, y sus orígenes son fundamentalmente tres: criminales, consumidores y empleados. En los tres casos, el auge de las nuevas tecnologías tiene mucha influencia. Hoy en día es más sencillo detectar fraudes… pero, paradójicamente, también es más fácil cometerlos.
Los tres tipos de fraudes que más habitualmente se cometen hoy en día son los siguientes:
No es ninguna sorpresa: los ciberataques se han convertido en una de las fuentes más importantes de problemas para las empresas. Y no solo para las grandes multinacionales, ya que también las Pymes sufren cada vez más ataques de secuestro de información o ransomware, suplantación de identidad o phishing, inyecciones de malware, network scanning, etc.
El robo de propiedad intelectual o de información privada de la empresa o sus clientes, la extorsión y la apropiación indebida son los delitos en los que se suelen traducir este tipo de ataques.
Enfrentarse a los ciberataques implica invertir en seguridad digital, una asignatura aún pendiente para muchas empresas españolas, especialmente Pymes. E implica también contar con un seguro específico que proteja a la empresa frente a las posibles consecuencias de un ataque informático.
Insatisfacción en el entorno de trabajo, deseo de venganza o simplemente codicia son los motivos que normalmente llevan a los empleados a tratar de perjudicar a su propia empresa. Un trabajador decidido a causar daños puede fácilmente cometer negligencias profesionales, robar información o apropiarse de propiedades de la empresa.
La principal solución para evitar este tipo de problemas pasa por crear una cultura de transparencia y apoyo a los empleados que permite detectar situaciones personales problemáticas, sean cuales sean las causas, y actuar antes de que estallen.
También pueden adoptarse medidas preventivas como rotaciones de persona, auditorías internas, creación de un código ético, habilitación de un canal de denuncias o monitorización selectiva de las actividades de los empleados.
Independientemente de su origen, los fraudes a empresas provocan graves pérdidas año tras año. Son un problema que debe seguir combatiéndose, tanto de forma preventiva como adoptando todas las medidas posibles para minimizar daños en caso de no puedan evitarse. Medidas que incluyen, por supuesto, contratar seguros diseñados para nuestro sector y adaptados a las características de nuestra empresa.
Si quieres conocer qué seguros necesitas para desempeñar tu actividad profesional sin riesgos y centrándote en lo que de verdad te importa -la actividad comercial y hacer crecer tu negocio, no vigilar a tus empleados o preocuparte por los peligros de la red-, te invitamos a contactar ahora con Prodisle. Llevamos años ayudando a empresas como la tuya a crecer con seguridad.
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